30 Sep LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
“Se dice que la demencia golpea el cerebro del paciente y el corazón de sus familiares”
El pasado 21 de Septiembre fue el Día Mundial del Alzheimer.Según los últimos estudios epidemiológicos, en España, aproximadamente el 15% de las personas mayores de 65 años presentan demencia, cifra que aumenta a medida que se cumplen años, situándose en un 25% de personas que padecen esta enfermedad a partir de los 80 años.
Se sabe que el Alzheimer afecta más a las mujeres que a los hombres, quizás se pueda explicar por la esperanza de vida, ya que actualmente ésta se sitúa en 80 años para la mujer y en unos 75 años para los hombres.
La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más conocida, ya que representa el 60-70% de todos los casos.Podríamos definir lo que es una demencia como un deterioro global y persistente en las funciones intelectuales, esto quiere decir que existen alteraciones en la memoria, en la orientación, razonamiento, cálculo, comprensión… debido a una lesión orgánica, generando variaciones en todos los ámbitos de la vida de la persona.
En concreto, en el Alzheimer,la alteración cognitiva básica es el deterioro de la memoria, siendo el síntoma más precoz y llamativo para que se pueda diagnosticar, caracterizándose por la incapacidad para aprender información nueva y por el olvido de lo ya aprendido. A su vez existen lo que llamamos las 3 As, refiriéndose a la presencia de:
-Afasia: sería la incapacidad para expresar y comprender el lenguaje, por ejemplo, la persona comienza a llamar los objetos por “cosas, eso, esto”.
-Apraxia: presencia de dificultades en realizar actividades motoras, como peinarse, cepillarse los dientes, saludar con la mano, cocinar…
-Agnosia: es la dificultad para reconocer objetos o identificar caras conocidas: por ejemplo, puede que le enseñemos una corbata y no sepa para lo que sirve, o que vea la foto de alguien que conozca y no sepa decir quién es.
En esta enfermedad, los familiares presentan un papel fundamental para el enfermo, sobre todo en la fase severa, ya que dependen totalmente de ellos. Estos familiares, y en concreto la persona que se hace cargo mayoritariamente de él y que denominamos “cuidador primario”, presentan una serie de sintomatología derivada del cuidado continuo:
-tienen mayor probabilidad de padecer enfermedades psicológicasy físicas en comparación con personas de su misma edad.
-Suelen experimentar pena, depresión y culpa.
-Invierten tiempo en el cuidado del familiar y no pueden dedicarlo a su propia familia, amigos, vacaciones, actividades sociales… por lo que generalmente se sienten y están aislados.
-Aproximadamente el 60% de los cuidadores informan de sufrir problemas de salud o problemas nerviosos, ya que la demencia es una enfermedad como decíamos progresiva y deben irse adaptando a los cambios que se van produciendo debido a las distintas fases y esto provoca un desgaste emocional muy alto.
-Hasta el 50% de los cuidadores primarios suele padecer depresión.
Es por ello que recomiendo la asistencia a grupos de apoyo que permiten un espacio en el que aprender del Alzheimer, anticipando los cambios que se producen en cada fase, así como estrategias de afrontamiento, a su vez, también facilita el desahogo emocional. Junto con la asistencia a los grupos, sugiero el llevar a cabo momentos de respiros, que consisten en delegar el cuidado a otro familiar y/o profesional y dedicarse tiempo a si misma/o, para hacer actividades que le proporcionan bienestar y mejore su autoestima.
Hoy día, ante el Alzheimer no tenemos cura, sí que existen fármacos que ayudan a ralentizar el avance y mejorar la calidad de vida del paciente, así como el entrenamiento cognitivo, consistente en ejercicios intelectuales para ralentizar la aparición de una demencia. Prueba de ello, os sugiero una serie de pautas que podemos incorporar en nuestro día a día:
1. Realiza algunas actividades con la otra mano, por ejemplo, mover el café o cepillarnos los dientes, si normalmente lo hacemos con la mano derecha, pues probamos con la izquierda.
2. Llevar a cabo actividades intelectuales: leer, realizar sopas de letras, sudokus o puzles.
3. Evitar el sedentarismo: intentar practicar una actividad física adecuada a la edad, por ejemplo: andar 1 hora o ir a clase de baile o yoga.
4. Pensar en positivo para disminuir el estrés, para ello, intenta disfrutar del día a día, viviendo conscientemente.
5. Contacta con amigas/os y/o familiares: fomenta tus relaciones sociales, expresión de sentimientos y sobre todo, ¡reírse mucho!
Vanessa Gómez Fernández